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Origen del ser humano

  

El genero humano es un recién llegado a la Tierra. No llevamos mucho tiempo aquí, en comparación con la larga existencia del planeta, pero sí más del que se suele pensar. Y periódicamente los científicos siguen encontrando nuevos fósiles y haciendo nuevas mediciones cada vez más antiguas.

Con el paso del tiempo se hallaron restos óseos (huesos) de seres que no eran totalmente humanos, aunque se parecían más a éstos que a los simios debido a la estructura de su esqueleto. Se les llamó homínidos, y representan una larga serie de especímenes que fueron antepasados (o ramas colaterales) de los modernos seres humanos.

Pero antes que aparecieran los homínidos, en la Tierra, al menos en algunos lugares de ella, campeaba la especie llamada procónsul.

En el Mioceno Antiguo africano, de 22 millones a 18 millones de años, se encuentra el género procónsul. Es el más antiguo y recuerda a los grandes primates vivos y al aegiptopiteco.                       

El procónsul era un cuadrúpedo de movimientos lentos, arborícola.

Su capacidad craneana oscilaba entre 154 a 180 centímetros cúbicos y su dieta era frugívora.

El principal yacimiento del proconsul es Rusinga (Kenia), en donde el medio ambiente se ha supuesto como un bosque tropical húmedo, oscilando hacia un medio más seco con arbolado difuso.

 

Además del procónsul, se conocen cuatro géneros más.

El micropithecus y el dendropithecus en Kenia occidental, donde coinciden con restos del procónsul.

Sin embargo, el afropithecus y el turcanapithecus aparecen en el norte de Kenia, donde el procónsul es desconocido.

El dendropiteco era arborícola, pero adaptado a una marcha cuadrúpeda. Por otro lado, el afropiteco muestra un avance en la separación entre gibones y los grandes primates hominoides, que se calcula sucedió entre los 17 millones y 18 millones de años. En el Mioceno Medio nos encontramos con la supervivencia del proconsul hasta los 8 millones a 9 millones de años. A su lado se encuentra el kenyapithecus, que aparece en yacimientos keniatas datados aproximadamente entre los 16 millones y los 14 millones de años, y se tiende a considerarlo como el ancestro de varios homínidos, criaturas que eran más parecidas al hombre que al mono, del Mioceno, entre ellos del australopithecus.

Los homínidos más antiguos fueron los australopithecos. Se los encontró por primera vez en África del sur, y luego también en África oriental. Habitaban estas zonas un una época que va desde los 4 millones de años a los 2-1,5 millones de años. Pudieron tener la talla y la complexión bastante pequeña (1-1,50 metro de estatura y 30-60 kg.) y un cerebro (380-550 cc) no mayor que el de un chimpancé, pero caminaban erguidos y en dos patas como nosotros.

En 1925, el paleontólogo Dart descubría en la gruta de Taungs, en el Transvaal, un cráneo infantil, en el que observó que algunos rasgos tenían un marcado carácter humano. Con mucha prudencia le denominó Australopithecus africanus.

El australopiteco representa probablemente el primer homo faber (hombre fabricante) conocido que tallaba ya los guijarros por una sola cara.

Es difícil eludir la tentación de suponer al australopiteco como origen de una raza humana que conduce al Homo sapiens, pero debemos resistir a ello. En efecto, la paleontología humana está condenada a observar únicamente un número limitado de individuos: unos pocos hitos repartidos en un espacio de varios centenares de miles de años. De la evolución de los homínidos nunca se podrán conocer más que unas pocas etapas determinadas.

Hace 2,4 millones de años aparecía el Homo habilis ("hombre hábil"), primer integrante del genero Homo ("hombre" en latín), del cual formamos parte, y según los paleoantropólogos fue el primero en fabricar herramientas de piedra (las más antiguas datan de 2,5 millones de años). Caminaba erguido y tenía un cerebro mayor (500-800 cc) al de los australopitecos, aunque no su talla (1,40 m de altura y 30-40 kg.).

Todos estos primeros homínidos eran de poca talla. No aparecen grandes homínidos hasta hace 1,6 millones de años, época en que entra en escena el Homo erectus (hombre erecto). Este pitecántropo (mono-hombre) fue el primero en extenderse más allá de África, llegando a aparecer en Asia continental (China) e insular (Java), Europa y Medio Oriente. El Homo erectus ya tenía un cerebro bastante desarrollado (750-1.250 cc) y una altura y peso (1,5-1,80 m y 40-80 kg.) como nosotros. Hace aproximadamente un millón de años era el único homínido sobre la tierra, los demás se habían extinguido, y continuó siéndolo hasta hace unos 200 mil años.

El tercer peldaño de la evolución humana es el hombre de Neandertal que, por su desarrollo cerebral, su género de vida y su capacidad inventiva, está más próximo del homo sapiens que del pitecántropo.  Se le conoce desde mucho antes que sus predecesores, puesto que en 1856 los restos de un hombre de esta raza fueron descubiertos por unos obreros en los alrededores de Dusseldorf, en una cueva del valle de Neanderthal.

Hace aproximadamente cien mil años aparece en África el primer ser humano casi como nosotros, pero llamado Homo sapiens arcaico u hombre de Cro-Magnon. Treinta mil años antes los neandertales se extinguían y ya estaban los hombres completamente modernos, Homo sapiens, y unos 5.000 años más tarde el hombre ya habitaba todos los continentes del mundo a excepción de la Antártica.

Corría 1868 cuando, en una localidad francesa llamada Les Eyzies, ubicada en el departamento de Dordoña, se encontraron, en un abrigo rocoso llamado Cro-Magnon, restos fósiles humanos. Investigaciones posteriores comprobaron que tenían más de 40.000 años y que este era el representante más antiguo del homo sapiens sapiens; es decir, el primer ancestro del hombre moderno, cuyo desarrollo había comenzado en el periodo llamado Paleolítico superior (hace más de 600.000 años).

 

 

 

 

Es difícil eludir la tentación de suponer al australopiteco como origen de una raza humana que conduce al Homo sapiens, pero debemos resistir a ello. En efecto, la paleontología humana está condenada a observar únicamente un número limitado de individuos: unos pocos hitos repartidos en un espacio de varios centenares de miles de años. De la evolución de los homínidos nunca se podrán conocer más que unas pocas etapas determinadas.

Hace 2,4 millones de años aparecía el Homo habilis ("hombre hábil"), primer integrante del genero Homo ("hombre" en latín), del cual formamos parte, y según los paleoantropólogos fue el primero en fabricar herramientas de piedra (las más antiguas datan de 2,5 millones de años). Caminaba erguido y tenía un cerebro mayor (500-800 cc) al de los australopitecos, aunque no su talla (1,40 m de altura y 30-40 kg.).

Todos estos primeros homínidos eran de poca talla. No aparecen grandes homínidos hasta hace 1,6 millones de años, época en que entra en escena el Homo erectus (hombre erecto). Este pitecántropo (mono-hombre) fue el primero en extenderse más allá de África, llegando a aparecer en Asia continental (China) e insular (Java), Europa y Medio Oriente. El Homo erectus ya tenía un cerebro bastante desarrollado (750-1.250 cc) y una altura y peso (1,5-1,80 m y 40-80 kg.) como nosotros. Hace aproximadamente un millón de años era el único homínido sobre la tierra, los demás se habían extinguido, y continuó siéndolo hasta hace unos 200 mil años.

El tercer peldaño de la evolución humana es el hombre de Neandertal que, por su desarrollo cerebral, su género de vida y su capacidad inventiva, está más próximo del homo sapiens que del pitecántropo.  Se le conoce desde mucho antes que sus predecesores, puesto que en 1856 los restos de un hombre de esta raza fueron descubiertos por unos obreros en los alrededores de Dusseldorf, en una cueva del valle de Neanderthal.

Hace aproximadamente cien mil años aparece en África el primer ser humano casi como nosotros, pero llamado Homo sapiens arcaico u hombre de Cro-Magnon. Treinta mil años antes los neandertales se extinguían y ya estaban los hombres completamente modernos, Homo sapiens, y unos 5.000 años más tarde el hombre ya habitaba todos los continentes del mundo a excepción de la Antártica.

Corría 1868 cuando, en una localidad francesa llamada Les Eyzies, ubicada en el departamento de Dordoña, se encontraron, en un abrigo rocoso llamado Cro-Magnon, restos fósiles humanos. Investigaciones posteriores comprobaron que tenían más de 40.000 años y que este era el representante más antiguo del homo sapiens sapiens; es decir, el primer ancestro del hombre moderno, cuyo desarrollo había comenzado en el periodo llamado Paleolítico superior (hace más de 600.000 años).

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